Haras Don Alberto nació del amor profundo por los caballos. En 1987, Liliana Solari y sus hijos, Carlos y Andrea, transformaron esa pasión en un proyecto de vida, estableciendo su criadero en Los Ángeles, en el sur de Chile. Lo que comenzó como un sueño familiar, hoy es un símbolo de excelencia en la crianza de caballos de carrera.
Ese amor no fue casual. La hípica corría por sus venas. Alberto Solari, padre de Liliana, fue pionero en esta actividad y fundador del legendario Haras Tarapacá, donde se forjaron líneas maternas de élite y reproductores inolvidables. Inspirados por su legado, y con la convicción de hacer algo propio, Liliana y sus hijos sembraron las primeras raíces de lo que se convertiría en Haras Don Alberto.
Desde entonces, cada paso ha sido guiado por la dedicación, el respeto al animal y una búsqueda constante por la excelencia. El camino no ha sido fácil, pero sí profundamente gratificante. Hemos invertido en mejorar nuestras tierras, en traer las mejores líneas de sangre, en capacitar a nuestro equipo humano, en incorporar tecnología de punta, y en abrirnos al aprendizaje junto a referentes del mundo entero.
Y los frutos han llegado. Cunco fue el primer hijo del mítico Frankel en ganar una carrera en el mundo. En 2018, Unique Bella nos regaló nuestro primer Eclipse Award, un hito inolvidable. Ese mismo año, nuestra fundadora, Liliana Solari, fue reconocida con el Longines Family Award, por su entrega y contribución al engrandecimiento de este maravilloso deporte.
Hoy, la huella de Haras Don Alberto se extiende más allá de Chile donde lidera los rankings como criador con una múltiple producción de campeones, consolidando su presencia sólida en Estados Unidos, la cuna de la hípica moderna. En 2013, dimos un paso trascendental al establecer Don Alberto Corporation en Kentucky, tras adquirir Vinery, uno de los criaderos más reconocidos del país. En más de una década de trabajo en suelo norteamericano, hemos criado campeones de clase mundial como Journalism, Arcangelo, Muth, entre muchos otros que han llenado de orgullo nuestros colores.
Seguimos avanzando con la misma pasión que nos vio nacer. Porque criar caballos no es solo una labor: es un acto de amor, de paciencia y de fe. Haras Don Alberto es eso y más: es legado, es familia, y es un sueño que galopa firme hacia el futuro.